Un correo electrónico no debe terminar abruptamente, cerrando con la firma tras la última frase.
Lo más cortés, a poco que el correo sea mínimamente formal, es terminar el texto con una despedida, que puede ir desde alguna de las frases hechas heredadas de la correspondencia en papel hasta una breve fórmula de cortesía:
- Un saludo cordial.
- Hasta pronto.
- Un abrazo.
A veces, se puede ligar con la firma (y entonces figura sin punto).
- Un abrazo de
- Saludos de